Alessandra fue asesinada en la habitación 101 de un hostal céntrico de la ciudad de Cochabamba, hace una semana. La joven, de 19 años, fue víctima de “doble discriminación” por ser trans y ejercer el trabajo sexual.
Mujeres, que se dedican a ese oficio, consideran que ser trabajadora sexual trans implica enfrentarse a prejuicios y una “doble discriminación”. Son violentadas, en todas sus formas, por clientes y otras veces por la intolerancia que aún existe en sectores de la población.
Alessandra era una joven alegre, decidida y solidaria, según sus amistades. Se aceptaba y sostenía que los que estaban mal eran “ellos y no ella”, y se indignaba cuando escuchaba hechos de violencia a miembros de la comunidad de personas Lesbianas, Trans, Gais y Bisexuales (LTGB).
“El temor a lo que piensen los demás es la prisión más grande en la que viven las personas”, “Nuestra identidad no daña, tu discriminación mata”, “Y nosotros, hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama, Dios es amor”, son algunas de las frases que escribió la joven en su muro de Facebook.
¿QUIÉN ERA ALESSANDRA? La joven, de 19 años, vivía en la ciudad de Montero (Santa Cruz). Creció, en el seno de una familia pobre, con sus abuelos debido a que su madre tiene discapacidad; su abuela falleció hace poco.
En el colegio lo llamaban por el nombre que le pusieron al nacer, Roberth. En ese tiempo, su apariencia aún era de varón.
“Recibí la dolorosa noticia de tu partida. Te conocí como Robert, mi compañero de colegio; un joven sin ningún tipo de odio, no te merecías esto. Aún recuerdo la primera vez que vi tu transformación, el de una joven hermosa y despampanante (…). Me dijiste que envidiabas mi cabello y yo te dije envidió tu cintura, y todo fue risas. Tenías una vida por delante, pero te la arrebataron sin pena. Justicia para Alessandra”, le dedicó una de sus amistades en las redes sociales.
Aparentemente, la joven trans no recibía el apoyo de sus familiares, quienes la discriminaban por su identidad de género. Por eso, algunas amistades creen que “escapó” de ese ambiente, pero ella no se desvinculó de las personas que amaba y le enviaba dinero a su abuelo.
Se mudó a la ciudad de Santa Cruz y cuatro días antes de su muerte llegó a Cochabamba. Sus familiares no reclamaron su cuerpo, pese a que habían transcurrido seis días desde su deceso.
“El tío, en una llamada telefónica, fue claro al decirme que la familia había decidido no llevarla hasta Santa Cruz porque está molestó con él y que fue él el que decidió ‘ser eso’, así me lo dice el familiar. Es un hecho lamentable porque viendo la situación de su sobrina prácticamente la desaloja del seno familiar y le niega una cristiana sepultura, pero como institución no podíamos mirar de palco y hemos hecho las gestiones para darle el último adiós”, señaló la representante de la Red de Personas Trans de Bolivia (Red Trebol), Rayza Torriani, que junto con la Mesa de Trabajo Nacional (MTN) y colectivos acompañaron a la joven hasta su última morada, el miércoles.
¿QUÉ PASÓ EL 5 DE FEBRERO? Alessandra estaba viviendo en un hostal de Cochabamba junto con unas amigas.
El 5 de febrero, sus compañeras la llamaron para ir a comer cerca de las 14:00, pero ella les dijo que tenía que atender a un cliente y que las alcanzaría más tarde. Las jóvenes llegaron al hostal en la noche y vieron que había luz y música en la habitación de Alessandra.
Otra de sus amigas, la más cercana, volvió a pasar por su pieza cerca de las 22:00 a 23:00, pero la situación era la misma y prefirió no molestarla. Al día siguiente, todas despertaron y fueron a tocarle la puerta porque la joven no participó de las conversaciones que tenían en su grupo de WhatsApp ni contestaba mensajes, al promediar las 10:00.
Alessandra no respondió y sus compañeras hablaron con el administrador del hostal para pedirle que abra la puerta. Así lo hicieron y la encontraron en su cama cubierta con unas sábanas, pero no respondía. La destaparon y constataron que estaba muerta.
Tenía el cable de una plancha de cabello envuelto en su cuello; su asesino usó ese artefacto para estrangularla hasta quitarle la vida.
¿QUÉ SE SABE DEL ASESINO? La Policía socializó imágenes de las cámaras de vigilancia del hostal, donde se ve a un hombre, pero no frente. El presunto asesino tenía un gorro de lana naranja, un canguro azul, un buzo ancho blanco, unas zapatillas celestes y llevaba barbijo.
Es la última persona que ingresó a la habitación de Alessandra y estuvo ahí por una hora y 20 minutos. No presentó su carnet u otro documento de identificación en el hostal; solo escribió unos datos falsos en un papel.
Un cliente de la joven trans prestó su declaración informativa y su casa fue allanada, pero no encontraron las prendas de vestir que usaba el asesino, informó el director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), Alberto Aguilar.
Acotó que se prevé que declare la pareja de Alessandra; les llamó la atención que no se haya presentado y se desconozca su paradero.
La Policía continúa con las investigaciones para esclarecer el caso.
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